(El siguiente texto pertenece a la comunicación que presenté a las “VI Jornadas “Historia y Fuentes Orales”. La crisis del franquismo y la transición. El protagonismo de los movimientos sociales.”, celebradas en Ávila en octubre de 1998. En el texto se hace referencia al taller de historia del asociacionismo del barrio que hicimos en 1989 y que se editó en 1991, consistente en reuniones de vecinos/as. He introducido muy pocas correcciones, la mayoría para poder colocar los enlaces.)
Bellvitge es un barrio de l'Hospitalet de Llobregat, ciudad
anexa a Barcelona. Como todas las poblaciones cercanas a las grandes ciudades,
l'Hospitalet ha padecido profundamente un proceso de suburbialización en los
dos últimos siglos. Su misma secular independencia municipal pudo desaparecer
en 1897 si diversas razones históricas no hubieran frenado las anexiones que
llevó a cabo Barcelona en la villa limítrofe de Sants, aunque su término sí
padeciera importantes mermas por parte de su poderosa vecina en las tres
décadas siguientes.
L'Hospitalet tenía 5.000 habitantes en 1900, y llegó a tener
casi 300.000 en 1981. Desde mediados de siglo es la segunda ciudad catalana en cuanto a población.
Por todos es conocido el flujo migratorio casi continuo que desde todas las
comarcas agrarias de España condujo a muchos centenares de miles de personas a
las zonas industriales de Cataluña desde finales del siglo pasado hasta la
década de los setenta del presente. Los sesenta fueron la culminación del
fenómeno: la inmigración bruta fue de 850.000 personas, destacando los
procedentes de la mitad sur de España, especialmente de Andalucía.
L'Hospitalet
se fue llenando a lo largo del siglo XX de fábricas y, en mayor medida, de barrios
de residencia obrera, desde las faldas de la Sierra de Collcerola hasta las feraces llanuras del Delta del Llobregat.
En éstas últimas, en el extremo suroeste de la ciudad, junto a una ermita
inicialmente románica que dio nombre al barrio, se inició la edificación de
Bellvitge en 1964. Se concibió como un enorme polígono de viviendas en el Plan Parcial de 1956 -derivación del Plan Comarcal del 53- y lo comenzó a realizar
como tal un solo grupo empresarial, que se había hecho
con la propiedad del suelo.
Bellvitge se construyó con un sistema basado en el
ensamblaje de piezas que se fabricaban en unas instalaciones situadas en el
mismo barrio; todo ello bajo la iniciativa de un grupo empresarial: ICC-CIDESA.
El barrio estaba desconectado del resto de la ciudad, y se construyó muy deprisa y desde dos focos
iniciales en sendos extremos del barrio, por lo que se fue desarrollando
dividido en dos sectores, Bellvitge-Norte y Bellvitge-Sur. En 1970 ya tenía
15.000 habitantes y en 1975 rondaba los 30.000. El barrio consta de tres tipos de editicios abiertos: los
"bloques", de planta rectangular, con escaleras de 14 plantas y un semi-sótano,
las "torres" con alguna variedad morfológica pero con mayor altura
que los bloques, y unos pequeños edificios con dos plantas situados entre los
anteriores donde se ubican las tiendas.
Como en el resto de barrios obreros del país no se urbanizó casi nada y ni la iniciativa privada ni las instituciones públicas franquistas lo dotaron de los servicios y equipamientos necesarios. La sumisión a los intereses de los empresarios y la corrupción provocaron cambios en la calificaciones urbanísticas y incumplimientos de la las leyes. Y como en el resto de los barrios obreros del área metropolitana de Barcelona desde 1970 se desarrolló una lucha vecinal importantísima que, dada la situación política de entonces, tuvo un especial carácter político.
Como en el resto de barrios obreros del país no se urbanizó casi nada y ni la iniciativa privada ni las instituciones públicas franquistas lo dotaron de los servicios y equipamientos necesarios. La sumisión a los intereses de los empresarios y la corrupción provocaron cambios en la calificaciones urbanísticas y incumplimientos de la las leyes. Y como en el resto de los barrios obreros del área metropolitana de Barcelona desde 1970 se desarrolló una lucha vecinal importantísima que, dada la situación política de entonces, tuvo un especial carácter político.
El
movimiento vecinal fue tan importante como el obrero tanto en su aspecto social cuyo objetivo era
la mejora de las condiciones materiales de vida- como político -la lucha
antifranquista-, y fue una fantástica experiencia democrática. Sin embargo, no
ha merecido mucha atención en la historiografía sobre el tardofranquismo y la
Transición. Es una omisión que debe ir subsanándose.
Como
comentamos en la introducción, el
barrio de Bellvitge se empezó a construir desde dos puntos focales en extremos
opuestos de su superficie. Desde el inicio, los mismos habitantes han hablado
de Bellvitge-Norte y Bellvitge-Sur, y en el taller se debatió bastante acerca
de esa división. Durante mucho tiempo fue muy difícil ir del uno al otro, y las
dinámicas asociativas fueron muy diferentes, lo que generó hasta una manera de
comportarse distinta en muchos de los residentes de cada una de las mitades.
Teniendo
en cuenta que tanto la estructura física del barrio como la extracción social
de los habitantes eran casi idénticas, la aparición de dos tipos de talantes
asociativos diferentes generan una situación que podríamos calificar "de
laboratorio" para "analizar las causas de las diferencias si aislamos
las variables que incidieron en ellos.
Bellvitge-Sur (B-S) comienza a habitarse en el verano de 1965. La necesidad de asociarse surge
rápidamente entre los vecinos de los nuevos bloques, que por entonces estaban
aislados tanto del resto de barrios de I'Hospitalet como de Barcelona. Un
equipo de fútbol que surgió en el único bar y una acción para construir un túnel
que pasase por debajo de la anexa autovía de Castelldefels (hubieron algunos
accidentes mortales al intentar cruzarla) fueron las primeras manifestaciones
de estas inquietudes.
Pero
las primeras asociaciones/entidades de B-S surgieron a iniciativa de la inmobiliaria-constructora,
que creó para ello un Departamento de Promoción Social (DPS). Este DPS, dentro
de la estrategia de una amplia campaña publicitaria, tenía como fin acoger a
los nuevos residentes y organizar actividades de. tipo cultural. Por su cuenta,
con el apoyo de algunos vecinos o del Ayuntamiento impulsaron conciertos,
concursos, la fiesta mayor del barrio, etc...
Finalmente, en 1969 crean el
"Casal", que aglutina todas las actividades y entidades
preexistentes. Poco después el DPS desapareció. La adscripción al Casal fue
especialmente importante entre los numerosos trabajadores de "Butano"
que habían conseguido un piso en el barrio por la intermediación de la empresa.
El primer presidente de esta entidad fue un técnico medio de Butano.
Especialmente
ilustrativa fue la discusión en torno a la fiesta mayor. El tipo de fiesta
realizada entre 1968 y 1974 por la comisión impulsada por el DPS fue la
tradicional catalana, con "envelat" (entoldado), elección de "pubilla",
etc. y actividades como un certamen de fotografía a nivel nacional. Hay que
tener en cuenta que la fiesta alternativa que las entidades del barrio
impulsaron desde finales de los setenta es la de las casetas y el escenario
para las actuaciones. Es de las pocas de I'Hospitalet -que no tiene fiesta
mayor de ciudad- que el Ayuntamiento no arrebató a las entidades de los barrios
durante los ochenta.
Lo
cierto es que las asociaciones surgidas en B-S durante estos primeros años no desarrollaron movimiento vecinal, no protestaron por la
situación deplorable a nivel urbanístico, educativo y de servicios en
general. Se encaminaron a desarrollar actividades culturales y deportivas. Otra
entidad surgida en el sector en 1968 fue la Asociación de Cabezas de Familia,
que a partir del Movimiento no logró aglutinar el movimiento vecinal incipiente
a pesar de cierta actitud contestataria y sus contactos con los entonces
procuradores. en Cortes Samaranch y Tarragona.
El sector de Bellvitge-Norte (B-N) comenzó a habitarse en el otoño de 1968. Sus
primeros ocupantes eran los miembros de una cooperativa de viviendas, creada
precisamente para conseguir piso en Bellvitge, procedente del muy cercano
barrio de barracas denominado "La Bomba". Los organizadores de la cooperativa y líderes de las movilizaciones en el anterior barrio eran el
matrimonio formado por Felipe Cruz y Pura Fernández, militantes
comunistas, fundadores de CC.OO. en Cataluña. En Bellvitge continuaron lo que
venían haciendo años atrás y consiguieron aglutinar en torno a sí un núcleo de
personas antifranquistas dispuestas a luchar en la nueva trinchera vecinal.
En 1969 crearon una "comisión de barrio" y poco después inician los trámites para que se legalizara una asociación de vecinos. Las primeras movilizaciones importantes comenzaron en 1971. Se trataba de manifestaciones pidiendo un semáforo, una línea de autobuses y el asfaltado de las calles. En algún caso se llegó en manifestación al Pleno del Ayuntamiento (presidido por entonces por el ultra Matías España Muntadas).
En 1969 crearon una "comisión de barrio" y poco después inician los trámites para que se legalizara una asociación de vecinos. Las primeras movilizaciones importantes comenzaron en 1971. Se trataba de manifestaciones pidiendo un semáforo, una línea de autobuses y el asfaltado de las calles. En algún caso se llegó en manifestación al Pleno del Ayuntamiento (presidido por entonces por el ultra Matías España Muntadas).
Sobre
esta situación incidieron las parroquias. La de B-S, denominada" Ntra.
Sra. de Bellvitge" se creó en 1968, y la de B-N, "S. Juan
Evangelista", en 1969. En la primera, se impuso un estilo pastoral de
compromiso con las movilizaciones populares, pero de una forma que algunos
vecinos consideraban tibia. En palabras del párroco, se defendía el derecho de
huelga pero no se apoyaba una huelga en concreto. Además, en el sector sur ya
había un tejido asociativo y la capacidad de influencia de la parroquia era
menor.
En
la parroquia del norte se impulsaban los movimientos sociales. El párroco Josep Mª Fabró fue una persona muy comprometida con los movimientos sociales y la
lucha antifranquista y agrupó a una comunidad de cristianos de base e incluso
no creyentes en torno a sí. Unánimemente se le consideró en el taller un motor
de la movilización vecinal, y su talante ideológico, de carácter anarquizante
hizo que se le unieran aquellos luchadores que consideraban que la Comisión de
barrio estaba instrumentalizada por partidos políticos, fundamentalmente por el
PSUC. Este grupo creó una asociación de vecinos, la primera del barrio,
denominada "La Marina", legalizada en marzo de 1973. La Comisión
también intentaba su transformación en una asociación de vecinos, lo que
consiguieron finalmente a finales de aquel mismo año, denominándose
"Asociación de vecinos Bellvitge-Norte".
Boletín de l'AV Bellvitge-Norte. En él podemos apreciar la estrecha relación entre movimiento vecinal y movimiento obrero. |
En
la práctica, ambas asociaciones coincidían. Su organización era similar: una
asamblea soberana, abierta a los vecinos no socios, era el órgano soberano, de
la cual surgía una junta directiva y unas vocalías. Eran el núcleo de
diferentes tipos de lucha. La clásica era la que partía de las asambleas en las
que se decidían los objetivos y las movilizaciones: concentraciones,
manifestaciones, recogidas de firmas, etc... Pero además, se daba soporte a
grupos que crearon y gestionaron los servicios que las instituciones no hacían.
Así, grupos de jóvenes crearon guarderías y esplais.
La
creación de alguna de estas entidades es ilustrativa de un fenómeno que se dio
en varios barrios: jóvenes cristianos procedentes de Barcelona se dirigieron a
los nuevos barrios obreros a realizar labores sociales. El "Club Infantil
y Juvenil de Bellvitge" comenzó así, con escasos medios y buenas
intenciones. Pero, poco a poco, fue haciéndose de importantes infraestructuras
mientras que el resto de esplais continuaban en la precariedad. Este Club
también fue objeto de importantes debates. Sus progresos materiales fueron
achacados por unos a la buena gestión y por otros al favoritismo de las
autoridades. Hoy es uno de los más importantes de Cataluña y su local recibió un
premio en 1981 de la UNICEF por su diseño.
Sobre
el origen del asociacionismo en general y del vecinal en concreto, en la
experiencia de Bellvitge, vemos que los factores decisivos son la incidencia en
la población de entidades preexistentes y la conciencia de comunidad de los
habitantes. En B-S incidió el DPS, es decir, los constructores del barrio. La
parroquia ayudaba a quien se lo pedía (afectados por las frecuentes
inundaciones, etc.), pero no tiraba del carro. Los únicos que se podían conocer
previamente eran los trabajadores de "Butano", y ya hemos visto que
opción tomaron.
En B-N incidió el partido comunista, la parroquia lideró el
movimiento reivindicativo y de la Bomba venía un colectivo cohesionado, con
conciencia de comunidad, forjado en las múltiples luchas anteriores. La parroquia también generó esta conciencia entre los habitantes de B-N con las
múltiples actividades reivindicativas y lúdicas que se hacían. Creó un grupo de
matrimonios jóvenes que compartieron una parte muy importante de su vida, y en
la dinámica de este grupo el valor del compromiso social y político estaba
entre los más importantes.
De
B-N surgió un movimiento vecinal importante, capaz de llevar adelante luchas en
todos las frentes, porque las carencias del barrio eran de todo tipo. Se fueron
consiguiendo el mercado, algunas escuelas y guarderías, el ambulatorio, líneas
de autobús, el asfaltado de algunas calles, etc., siempre a costa de múltiples
movilizaciones y siempre por debajo de las necesidades reales de Bellvitge.
Las
personas organizadas en las asociaciones de vecinos y entidades en general eran muy
minoritarias, pero crearon el ambiente de la reivindicación, de la
participación, y muchas personas respondían a las convocatorias de las
asociaciones o iniciaban movilizaciones por su cuenta. Pienso que es muy
cierto, como se dice, que las asociaciones de vecinos, o, mejor, el movimiento
vecinal, han sido una magnífica escuela de la democracia, pero yo no me estoy
refiriendo a la democracia actual.
El
tejido social articulado y las movilizaciones sociales se fueron fortaleciendo
mutuamente. Los éxitos del movimiento vecinal se sucedían, favorecidos por la
debilidad del tardofranquismo. Desde 1973 el alcalde era Vicenç Capdevila, de
talante reformista (luego fue diputado con la UCD). Hasta ese momento, el
Ayuntamiento se había inhibido de sus responsabilidades y había dejado hacer a
la inmobiliaria lo que quiso, incluyendo ilegalidades, como por ejemplo unas viviendas en
semi-sótanos que se inundaban continuamente. El nuevo consistorio, con la
presión vecinal detrás, empezó a pedirle responsabilidades, requisó pisos para
los afectados por las inundaciones y en marzo de 1975 suspendió las licencias
de construcción.
Con esta
herramienta, y en torno a la discusión del Plan Parcial, la parroquia de B-S y
el Casal, con una nueva junta directiva, contactaron con las asociaciones de
B-N y se sumaron al movimiento vecinal. La alianza de los movimientos sociales
con profesionales comprometidos en el antifranquismo (arquitectos,
aparejadores, abogados, periodistas, etc.) fue en estos años muy estrecha.
Vemos como en
este periodo la hegemonía popular democrática era indiscutible.
Manifestaciones en el Paseo. Manifestantes y policia frente a frente. Fotos de Miguel Segovia. |
Ocupación popular del terreno en el que se iba a edificar, en el marco de la "Operación limpieza" (1976). Fotografía de Miguel Segovia.. |
En aquel verano se constituyó la Mesa democrática de Bellvitge, el retlejo en el barrio de la Asamblea Democrática de Cataluña, que
desde 1971 coordinaba a las principales fuerzas antifranquistas. Las
asociaciones de vecinos y sindicatos compartían protagonismo con los partidos
políticos. Hemos de recordar que en las grandes manifesraciones del anterior
febrero en Barcelona la Federación de asociaciones de vecinos fue fundamental.
A finales
A partir de la aprobación del Plan Parcial la unidad de
acción del movimiento vecinal se rompe. Por un lado, la Asociación B-N y las
entidades de B-S lo aceptaban. Por otro, la Asociación La Marina lo rechazaba
porque significaba dejar construir algún edificio más cuya licencia era
anterior a la suspensión. En las manifestaciones contrarias a estos últimos
bloques, en las que intentaron repetir la oposición de enero del 76, ya se
encontraron solos. En la lucha cotidiana casi siempre seguían coincidiendo,
pero en los modelos organizativos la divergencia se agudizaba. A lo largo de
1977 fueron apareciendo los partidos políticos y el grupo de la parroquia de S.
Juan Evangelista/La Marina tendió al asamblearismo.
de
aquel año se creó la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos de l' Hospitalet
en la que la demanda de ayuntamientos democráticos era la principal
reivindicación. El tejido social organizado planteaba reivindicaciones
políticas claras.
Otra imagen de la "operación limpieza", en 1976. |
En 1977 llegó la democracia. Pero la democracia tiene apellidos, y la que se impuso en aquel año era de un tipo diferente a la que se venía practicando en el movimiento vecinal, mucho más directa. La adaptación fue traumática. Las elecciones de junio, ganadas por "Socialistes de Catalunya" (la coalición de los entonces diferentes partidos PSC y PSOE), seguidos por el PSUC, dibujaron un mapa político claro.
Estos partidos tomaron la iniciativa de reorganizar el
movimiento asociativo en una nueva coordinadora, el denominado CUAM (Comité
Unitario de Acción Municipal). Sólo quedaron fuera los de asamblearios, que
realizaban reuniones semanales en el conquistado paseo en torno a un porrón de
vino (se la conocía como "la
asamblea del porrón"), donde debatían su actuación vecinal y su modelo social, inspirado
en los grupos "autónomos" portugueses.
Encierro en la parroquia de Ntra. Sra. de Bellvitge, promovido por el CUAM, en marzo de 1978. |
Ambas
tendencias continuaron con luchas, la mayoría con éxito, como la del ambulatorio, pero ante unas
dificultades (conflictos entre vecinos por la utilización de un espacio, en el
primer caso, escaso eco en su propuesta de la autogestión en la recogida de
basuras, el; el segundo) se deshicieron a finales de 1978. Finalmente, al año
siguiente, activistas de diferentes tendencias se reunificaron en una
"Asociación de Vecinos de Bellvitge", que es la actual, y que años
más tarde ha vuelto a ser de las más combativas de todo el área metropolitana
de Barcelona, como demuestran
sus luchas por el metro, contra los impuestos en el recibo del agua, etc.
Las
causas de la decadencia del movimiento vecinal fueron muy debatidas en el
taller. Se culpó ampliamente a los partidos. Del PSC-PSOE se dijo que tenían la
consigna clara de la desmovilización, y del PSUC, el más influyente, que no
supo qué hacer. Pienso que en el caso del partido socialista la voluntad de
desarticular el movimiento vecinal era clara, sobre todo cuando sus expectativas
electorales municipales se cumplieron en 1979. El caso del partido comunista es
más complejo. Su pacto político y social de la Transición lo dejaba en la
bisagra entre la democracia liberal y la democracia social, entre dar prioridad
a las instituciones y partidos o a las asociaciones y movimientos sociales. La
indecisión y disparidad de criterios fue la actitud consecuente.
Pero
también es cierto que no hubo un movimiento popular "por la
izquierda" de los partidos que, por una razón u otra, vaciaron el
movimiento vecinal. Sólo la asamblea del porrón intentó generarlo y fracasó.
Tampoco otras entidades, como las parroquias tomaron el relevo. El párroco
Fabró, cuyo papel había sido tan importante, fue trasladado. A modo de
hipótesis se puede afirmar que el asociacionismo vecinal creó el hábito de
participación democrática en un sector de la población pero no de una forma lo
suficientemente amplia y profunda como para resistir el pactismo de las fuerzas
de izquierda durante la Transición. O que las fuerzas que impusieron la
democracia liberal eran demasiado poderosas para los que no dejaban de ser
oasis de movimiento democrático popular a nivel de todo el país. Para muchos de
los protagonistas de este movimiento social y político de estos años sólo quedó
el "desencanto".
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