lunes, 10 de diciembre de 2018

MENTIRAS, RUMORES, DESINFORMACIÓN, FAKES: EL CASO DE LA ESCUELA CATALANA Y EL SUPUESTO ADOCTRINAMIENTO



La desinformación ayer y hoy

La difusión de mentiras, las campañas de desinformación o la generación de rumores falsos son herramientas políticas que se conocen desde hace siglos. Se han adaptado a los medios de comunicación de cada época.

Un ejemplo podría ser el antisemitismo. En la imagen de la izquierda una pintura de mediados del siglo XIV procedente de Vallbona de les Monges i que se expone en el MNAC. Unos judíos profanan la hostia consagrada y de ella sale sangre, un milagro que reafirma el dogma del Corpus Christi. La pintura muestra a la población cristiana analfabeta una de las típicas mentiras antisemitas.

Dos mensajes antisemitas en dos canales diferentes para dos épocas diferentes, con 600 años de diferencia. En ambos casos fueron preludio de genocidios.

En la imagen de la derecha, una edición española de 1932 de Los protocolos de los sabios de Sion, una obra publicada 30 años atrás en Rusia. El libro era presentado como un documento de una supuesta conspiración judía mundial. A pesar de ser una burda falsificación de la policía política zarista, ha tenido y sigue teniendo influencia a lo largo de los siglos XX i XXI, en los que la población mayoritariamente sabe leer.

Los casos de campañas de prensa en los que se miente a sabiendas para influir políticamente son muy numerosos. Es muy conocido el episodio de la explosión del acorazado Maine, de la que algunos diarios norteamericanos acusaron a España para empujar a su país a que le declarara la guerra. Y, como sabemos, todo acabó en un "Desastre" para España.

El New York Journal, una de las cabeceras del grupo de comunicación de W. R. Hearst, uno de los principales impulsores en EE.UU. de la guerra contra España. Fuente:


En los últimos tiempos se habla mucho de este tema, porque las mentiras parece que se han hecho más influyentes que nunca gracias a internet. Existen indicios razonables de que campañas de desinformación basadas en twitter, facebook o whatsapp tuvieron mucha influencia en la victoria electoral de Trump o en el SÍ en el referéndum del Brexit.

Hace unos meses se informó que Steve Bannon, uno de los cerebros de la manipulación mediàtica y de la campaña de Trump, después de ser despedido como jefe de estrategia de la Casa Blanca, venía a Europa a impulsar los movimientos políticos de extrema derecha. En España, su objetivo era VOX. Ya hemos visto los resultados.

Steve Bannon (a la derecha), el gran manipulador, con el líder de VOX Rafael Bardají. También ha manifestado que quiere reunirse con Pablo Casado.

Durante la campaña de las elecciones de Andalucía, las redes sociales se han visto inundadas de fake news (noticias falsas) relacionadas con la inmigración de origen extranjero. Las mentiras relacionadas con Cataluña ya las dicen los programas informativos supuestamente serios y los líderes políticos en los mítines.


El adoctrinamiento en los centros educativos en Cataluña

Una de las campañas mediáticas y políticas más importantes de los últimos años, una de las que se han hecho en relación al “procés” independentista, es la de que en Cataluña hay más de 2 millones de personas que quieren irse de España a causa del adoctrinamiento que llevamos a cabo (yo soy profesor de ciencias sociales de secundaria) en los centros educativos catalanes.

Cualquier reflexión racional provocaría el rechazo a esta infamia. Dos datos: el independentismo ha crecido a partir del 2010 y en todos los segmentos de edad de la población. ¿No había adoctrinamiento antes de 2010 o del 2000...? ¿Cómo se han hecho independentistas los mayores de 50 años que no han ido a las escuelas administradas desde la Generalitat? Pero creo que pedir reflexiones racionales en este tema es mucho pedir.

Fuente: http://electomania.es/ara-cat-segun-el-ceo-el-independentismo-no-es-mayor-entre-los-jovenes/

No hay ni una sola prueba, ni una, de que desde los centros educativos en Cataluña se esté “adoctrinando” para convertir al alumnado en independentista. ¿Algunos docentes hacen comentarios? Probablemente, como la profesora de castellano de mi hijo pequeño, que hizo un discurso españolista/unionista el día que se jubiló.

Porque entre los docentes de Cataluña existe la diversidad que hay en el conjunto de la sociedad catalana, de ideología, procedencia, etc. Bueno, hay dos elementos diferenciadores: aún no hay personas procedentes de la última inmigración y hay una importante proporción de personas procedentes de la Comunidad Valenciana.

No corresponde al acusado demostrar su inocencia, sino al acusador demostrar la culpabilidad. Para ello, se han llegado a materializar iniciativas que en otro contexto pondrían los pelos de punta a todo el mundo, por inquisitoriales y cobardes: las denuncias anónimas. Y las ha promovido un ministerio, unos partidos políticos y una entidad, el vicepresidente de la cual fue en las listas electorales del PSC.

¿Qué pruebas han aportado los acusadores? Hasta ahora, mentiras, fakes. En esta campaña ha destacado Ciudadanos, un verdadero fake party. Han hecho de la mentira en relación a Cataluña su modus vivendi; y no les ha ido nada mal. Dos botones de muestra, y podríamos poner decenas. La primera, una de tantas mentiras que circularon por las redes sociales en la campaña electoral catalana.


La segunda es mucho más grave, porque se realizó en la tribuna del Congreso de los Diputados. En noviembre de 2017, Albert Rivera acusaba a los libros de texto catalanes de adoctrinar y hacer propaganda de los Países Catalanes, y para ello mostró la fotocopia de uno de ellos. En su argumentación solo había un pequeño problema, no era un libro de texto y lo que enseñó fue un mapa del dominio lingüístico del idioma catalán. En los tiempos anteriores a la posverdad este episodio hubiera sido motivo de dimisión.



Si para un debate parlamentario en el que tiene que demostrar que los libros de texto en Cataluña adoctrinan, Rivera tuvo que echar mano de un libro del Club Super 3 (un club infantil creado por la Televisión Pública de Cataluña) y mentir sobre su contenido, después de que decenas de asesores se pasaran días y días intentando encontrar las pruebas del delito, es que sencillamente esos libros no existen. 
La conclusión es muy sencilla: mienten. Los medios de comunicación que se han hecho eco de esas mentiras sin contrastarlas han sido cómplices de una campaña política en la que no les ha importado utilizar a niños y niñas como armas arrojazidas, en la que no les ha importado destruir la convivencia en lugares como Sant Andreu de la Barca.


Posverdad, la verdad que nos gusta

¿Cómo es posible que esas burdas mentiras cuelen tan fácilmente? Por la sencilla razón de que el espíritu crítico se ha esfumado. No sé si las nuevas redes sociales son la causa o solo el vehículo, pero tendemos cada vez más a creernos lo que nos gusta oir, lo que refuerza el tópico previo. Y huímos de la crítica, la duda, la opinión contraria.

La impunidad en la que se mueven los medios de comunicación les lleva cometer barbaridades de este calibre. ¿Cuántas personas se molestaron en leer la pintada?

Mucho antes de que existiera el conflicto catalán, ya me subía por las paredes cada vez que oía aquello de “eso tiene que explicarse en la escuela” ante cualquier problema. Llegué a oir en una tertulia radiofónica que a Madrid no le habían dado la sede olímpica porque en España no había cultura del olimpismo y que debía haber una asignatura que la abordara (nada que comentar del ridículo de Ana Botella).
 
La islamofobia es una gran generadora de fakes en las redes. Coges una fotos y te inventas una historia falsa. Muchas personas la creerán, aunque llegue a ser ridícula y absurda, porque tienen unas ideas previas que se ven reforzadas por la mentira.

A ver si nos enteramos de que la influencia de la escuela en la formación de la opinión del alumnado es mínima, que para hacer la primera campaña contra el consumo de drogas entre adolescentes y jóvenes no escogieron a un/a maestro/a, escogieron a  Maradona. Si la influencia de la escuela fuera decisiva las mentiras no tendrían crédito, los exabruptos serían rechazados, los conflictos se solucionarían hablando y la solidaridad ganaría al egoismo.

Si mi tesis es cierta al 100% estas líneas no servirán de nada, porque las personas que piensan lo contrario no se molestarán en leerlas. Si el/la lector/a ha llegado hasta aquí no debe "creer" nada de lo que ha leído, ha de tenerlo en cuenta y contrastarlo. Para acabar, recomiendo Maldito Bulo, una sola visita, un vistazo rápido, nos puede “vacunar” contra la cantidad de mentiras que circulan.





2 comentarios:

  1. Tienes razón Manuel, estamos en una época que la gente se cree todas las noticias falsas y esto es muy peligroso.

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    1. Pues sí, hay una terrible tendencia a creernos lo que nos queremos creer y a rechazar cualquier argumento que vaya en contra de lo que no gusta oir.

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