También intentamos hacer un poco de periodistas, con algún reportaje de actualidad. De ese tipo era el artículo que titulé "Okupas en l'Hospitalet" y fue públicado en el número 96, de abril de 1992.
Hace unos meses, Sheila y Bibian Escudero nos pidieron colaboración al Centre d'Estudis de l'Hospitalet para hacer la historia del movimiento okupa de la ciudad. Finalmente, el colectivo Entrevies, al que pertenecen, ha elaborado un documental extraordinario.
La guinda ha sido un muy buen reportaje en relación al tema en El Periódico del pasado domingo, 2 de abril, firmado por Nando Cruz. Por mediación de las amigas de Entrevies o de la periodista Montse Santolino (¡gracias!), me pidieron un artículo de opinión para acompañarlo.
Y 25 años después, me asomo a la prensa para reflexionar y divulgar sobre la okupación. Ahora, reproduzco el artículo, sin las limitaciones de espacio del diario impreso. Lo quería titular "La ciudad, ¿es para ti?", pero la referencia pacomartinezsoriana no la entendía nadie.
La Lokeria, en el antiguo ambulatorio de la Plaça Espanyola. Fotografia propia, del año 2008. |
La ciudad es otro escenario de la lucha de
clases, como las fábricas o las tierras. De hecho, uno de los mecanismos
tradicionales de reivindicar las tierras era, y es, ocuparlas. Esto lo tenía muy
claro el movimiento obrero, mayoritariamente anarquista, que impulsó la huelga de alquileres el año 1931 o
que municipalizó la vivienda, en el marco de las colectivizaciones
revolucionarias de 1936. El espacio urbano era tratado como uno más de los “medios
de producción” que había que arrebatar a la burguesía. También los propietarios
de suelo urbano se organizan en patronales específicas.
Los movimientos sociales antifranquistas no
tardaron en advertirlo. Cristianos y comunistas se habían encontrado en las fábricas
y a finales de la década de 1960 se buscaron en los barrios para parar los excesos
de les empresas constructoras e intentar conseguir espacio, servicios y
equipamientos públicos que aseguraran su salario indirecto. Se inventaron la
comisiones de barrio y más tarde las asociaciones de vecinos. Y todo ello en el
contexto de la ola inmigratoria y la enorme corrupción política y empresarial
del franquismo.
La fuerza del movimiento vecinal en
l’Hospitalet y el conjunto del área metropolitana fue tan grande a finales de los
70’s que algunas empresas negociaban con las asociaciones de vecinos antes de
presentar el proyecto al Ayuntamiento, donde a menudo también se encontraban
con técnicos comprometidos con las propuestas vecinales.
Durante la década de 1980, sin embargo, los
que habían sido considerados monstruos de la especulación (los Figueras, Núñez,
Sanahuja, Marsà, Muller, etc...) ganaron el pulso al movimiento vecinal
gradualmente debilitado. Los constructores se encontraron, además, con un
aliado inesperado, los ayuntamientos democráticos, que no se sonrojaron al
homenajear a Porcioles en Barcelona o Solanich en l’Hospitalet. Y la excusa
olímpica generó un gran consenso social
favorable a la construcción, aunque fuese en terrenos calificados de zona verde
en el Plan General Metropolitano que tanto había costado conquistar.
Una parte de la juventud de aquel momento,
asistía a los fastos olímpicos y al yuppismo
que les rodeaba y no se sentía invitada. Por ruptura generacional o por el
mal ejemplo de las traiciones a los movimientos sociales de buena parte de los
dirigentes políticos procedentes de los partidos de izquierdas, que habían pasado
de la asociación de vecinos a la gestión inmobiliaria, rechazaron el ejemplo de
los padres suqueros y acabaron
pareciéndose a los abuelos anarcos.
Hace 25 años que unos jóvenes de l’Hospitalet rompieron
con la boyante sociedad capitalista y con la oposición de izquierdas que había
perdido la hegemonía cultural. Decidieron crear espacios en los que sentirse
libres y desarrollarse personal y socialmente, y comenzaron a “okupar”
edificios abandonados, empezando por “la Vakería”. De especial trascendencia
han sido los Centros Sociales Okupados, como La Lokeria, L’Òpera y ahora son
L’Astilla y La Pua.
Para designar la ocupación de edificios vacíos
con fines habitacionales pero también de desarrollo de actividades alternativas
al capitalismo, propongo que normativicemos el uso de la “k” en el verbo y sus
derivados. En estos momentos es necesario distinguir este tipo de “okupación”
de otras actividades que se denominan igual y no tienen ningún componente
ideológico, desde la entrada en un piso vacío por verdadera pobreza, hasta el
tráfico delictivo de inmuebles ocupados para luego alquilarlos.
Sin ser conscientes, los okupas reproducían
los grupos de afinidad anarquistas del pasado y como aquellos, repercutían en
movimientos sociales más amplios. El movimiento okupa nunca fue mayoritario ni
especialmente influyente, pero no hay que menospreciar su aportación. Para
empezar, ha sido sorprendentemente constante, teniendo en cuenta el frecuente
relevo de sus protagonistas por razones vitales.
Hay que valorar sus aportaciones decisivas en fenómenos
como la insumisión y, por tanto, el final de la mili. Y, por encima de todo, el
movimiento okupa ha mantenido viva y visible la cuestión del derecho a la
vivienda, ha denunciado el carácter de clase de la lucha por el espacio urbano,
mientras una parte del movimiento vecinal negociaba la amplitud de las aceras .
Será interesante ver la evolución de ambas formas de lucha social urbana, de
sus encuentros, que alguno hay, y desencuentros.
Al final, la reivindicación de la vivienda
digna ha sido la que ha articulado la primera opción política realmente
alternativa que ha llegado al poder en diferentes ciudades del área
metropolitana desde 1939 (con algunas psuqueras excepciones). Ahí estaba el
movimiento okupa, junto a otros, en 2006, resbalando en la burbuja y
recordándonos que “no vas a tener casa en la puta vida”.
Más allá de las luchas sociales y los
proyectos políticos, la okupación ha sido una experiencia vital y un espacio de
creatividad cultural que han marcado a centenares de personas. Tanto, que han
decidido reivindicarse y difundirlo, y me han permitido acompañarles un poquito
en el proyecto “Entrevies”. Y ahora me pregunto, ¿por qué no me hice okupa?"
Per si també interessa: https://www.miguelangelmartinez.net/?Okupa-Madrid-1985-2011-Memoria-reflexion-debate-y-autogestion-colectiva-del
ResponderEliminarGràcies! Molt interessant.
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